Mucha gente no me entiende, pero sí, yo salgo mucho con mi marido, vamos a comprar, a limpiar el coche, a arreglar algo que se nos estropeo o simplemente de paseo. Y en el camino hablamos del día a día, de las cosas que hacer, del menú de la semana, de las noticias, de deporte... Cosas rutinarias, cosas que hay que hacer... Pero otras veces decidimos cambiar el chip. Mi marido me pide una cita y esas veces es diferente. Me arreglo un poquito mas de lo habitual y las conversaciones vuelven a temas típicos "antes del matrimonio". Volvemos al juego de flirteo y conquista de cuando eramos novios.
No sé si alguna vez habéis escuchado que lo mejor de una relación es la primera parte, el enamoramiento, donde empiezas a conocer a tu pareja, todo es intentar agradar, conquistar o descubrir mas de la otra persona y fascinarte con lo que compartis. Yo reconozco que esa parte es preciosa, pero a mí me gusta mas lo que viene después. Ese entendimiento mutuo, esa complicidad, y esa tranquilidad.
Eso sí... nunca está de mas alimentar esa relación con las mismas semillas que hicieron que el amor surgiera, y así compensar los efectos de la rutina.
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